¿Qué tienen en común el INE, la democracia, las leyes, los derechos, el conservadurismo y muchos otros términos que escuchamos a diario y en ocasiones en contra de nuestra voluntad? Que todos existen únicamente en el imaginario colectivo, es decir, en la mente de nosotros, del sapiens. Ninguno interesa a animales, plantas o microorganismos. El "problema", a mi parecer, surge cuando personalizamos a esas entidades al grado de creer de debemos defenderlos a capa y espada y que son lo que mantiene el orden en el universo. A lo mucho mantendrán al sapiens conviviendo con cierto orden, por no decir sumisión.
Homo sapiens, experto en el entramado de fantasÃas y relatos, fue complicando su existencia inventando religiones, instituciones, estructuras jerárquicas y muchos otros imaginarios que, por un lado, parecÃan facilitar la convivencia en sociedad, pero por otro, beneficiaban a una minorÃa a costa de la mayorÃa de la población. Ya lo ilustró Yuval Noah Harari en su libro: el sapiens es un animal que complicó su existencia en la misma proporción que desarrolló el intelecto, pero a una velocidad diez veces mayor.
La marcha a favor del INE (Instituto Nacional Electoral), ocurrida en dÃas pasados en distintos puntos del paÃs, incluida Mérida, no es otra cosa que la representación más pura de la fuerza movilizadora, y en ocasiones manipuladora, de los imaginarios colectivos, y lo absurdo que puede llegar a ser defenderlos. Dejando a un lado el balance entre lo benéfico o perjudicial del instituto en sÃ, lo interesante es el análisis de lo que impulsa a miles de personas a salir a la calle con consignas a favor de algo que solo existe en nuestras mentes (pero que mantiene activos materiales e inmateriales como edificios, nóminas, recursos públicos, estructuras jerárquicas, intereses y muchas otras cosas). Sin embargo, a mi parecer, hay de imaginarios a imaginarios. ¿Por qué marchar por un imaginario (INE) rÃgido, que funciona como un lobby o élite burocrática y manipuladora, cuando se puede marchar por otro imaginario más amplio como la democracia? Marchar por un movimiento (la democracia, en este caso), podrÃa nulificar el factor del manipulador y eliminar la posibilidad de que quienes se benefician sean un puñado de personajes muchas veces con intereses distintos a los de la colectividad, al mismo tiempo que permite debatir y analizar cómo la misma sociedad puede perfeccionar la participación democrática sin necesidad de empoderar a ninguna institución o élite gobernante, sino a la sociedad misma. El movimiento feminista y las marchas en contra de la violencia de género que cada año se dan cita el 9 de marzo, representan un ejemplo de cómo manifestarse a favor de imaginarios más amplios (el feminismo, la no violencia) y que benefician a todo un sector históricamente vulnerado, en vez de hacerlo a favor de estructuras rÃgidas y elitistas (nunca veremos, espero, una marcha a favor del Instituto Estatal de la Mujer o la SecretarÃa de las Mujeres). Las mujeres hablan de aquello que las instituciones ignoran o no se atreven a plantear.
La próxima vez que convoquen a marchar o manifestarse a favor de una persona, institución o ideologÃa, merece la pena intentar persuadir al promotor de hacerlo a favor de un movimiento. ¿Por qué no cambiar la marcha a favor de la democracia en vez de a favor del INE?