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Dieta Mental

¿Cuándo fue la última vez que pasó el lector o lectora un día completo sin leer una sola noticia? Este ejercicio, aunque pareciera extremo, es practicado por miles de personas alrededor del mundo, en lo que se ha denominado “dieta mental”. Diversos autores han analizado los efectos a corto y mediano plazo de atiborrarse de noticias diariamente, la mayor parte de ellas de corte fatalista: secuestros, balaceras, accidentes aéreos o de tránsito, conflictos políticos y bélicos, así como crisis financieras, etc. La consecuencia de esta sobreexposición, en el mejor de los casos, es que generamos una opinión con base en nuestro sesgo de confirmación (opinión favorable de noticias que vayan acorde a nuestras creencias), condenando en las “charlas de café” a quienes apoyen la visión contraria a dicho paradigma. En el peor de los casos, vamos construyendo, sin ser conscientes de ello, una visión distorsionada de la realidad en el mediano y largo plazo. Si leemos que ocurrió un incidente violento hoy en el metro de la Ciudad de México, pondremos atención únicamente a ese hecho aislado, pasando por alto que los otros 29 días del mes la gente utilizó ese medio de transporte sin ningún contratiempo; incluso transmitiremos esa realidad distorsionada (y la emoción que nos provoca) a otras personas: “no se te ocurra tomar el metro, ahí asesinan todos los días”. Además de los medios de comunicación, muchos conocen perfectamente este fenómeno y lo utilizan para su propio beneficio, como los políticos, haciendo hincapié en los aspectos negativos de sus contrincantes para manipular a la opinión pública y ganar adeptos.


Es casi imposible encontrarnos en un medio de noticias algo como: “hoy permanecieron vivos y en su rutina normal miles de millones de personas alrededor del mundo”, aunque sea un hecho real que ocurre todos los días, simplemente porque es una noticia que no vende. Por eso, la dieta mental recomendada por los analistas es rigurosa, y consiste en renunciar a leer noticias de manera permanente, lo que para muchos es un sinsentido y resultaría imposible y riesgoso, ya que nos hemos acostumbrado a la “necesidad” de mantenernos en contacto con el mundo exterior para no quedar aislados de él; creemos que si no nos enteramos de lo que ocurre más allá de nuestro círculo de influencia (familia, amigos, trabajo), corremos un riesgo enorme, cuando en realidad lo único que pasaría es que nuestra mente descansaría, trabajaría mejor enfocándose en la creación de nuevas ideas para nuestra vida cotidiana, libre de sesgos, polarización y emociones tóxicas y negativas. Si esto resulta extremo para el lector, se puede ejercitar una dieta menos rigurosa consistente en planear la información precisa que necesitamos consultar, y acceder únicamente a fuentes de datos que nos la proporcionen; por ejemplo: saber el tipo de cambio (banxico.org.mx); consultar el clima (aplicación en el celular o weather.com) o saber si ganó nuestro equipo de fútbol. Un día sin noticias, ¿aceptas el reto?

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